

Si solo tienes un basurero donde lanzas todo a la deriva, es momento de cambiar. Lo ideal es tener al menos cuatro contenedores (Recuerda utilizar nuestras bolsas, resistentes, biodegradables y personalizables):
Papel y cartón: revistas, cajas, folletos de comida que nunca pediste.
Plástico y metales: botellas, latas, envoltorios.
Vidrio: frascos, botellas de salsa, el tarro de pepinillos que llevas meses ignorando.
Orgánicos: restos de comida, cáscaras de frutas y verduras.
Si en tu ciudad hay puntos de reciclaje diferenciados, asegúrate de separarlo correctamente. Y no, la caja de pizza llena de grasa NO va en el reciclaje de papel (lo siento, amigo).

No es necesario fregar las botellas de plástico como si fueran a ser usadas para un banquete real, pero un simple enjuague ayuda a evitar olores y que los residuos se contaminen entre sí. Si el reciclaje huele peor que el bote de basura general, algo estás haciendo mal.




A veces el plástico no es sólo plástico. Hay distintos tipos y algunos no se pueden reciclar. ¿Te suena el PET, PP, o PS? Son códigos que indican el tipo de plástico.
Para simplificarte la vida:
Plásticos duros como botellas de refresco (PET): Sí se reciclan.
Bolsas plásticas y envolturas finas: Difícilmente reciclables (mejor evítalas).
Pero no nuestras bolsas que son biodegradables que combinan visibilidad y sostenibilidad.
Envases de yogur y tarrinas de helado: Depende del país, revisa las normativas locales.


El mejor residuo es el que no se genera. Antes de deshacerte
de algo, piensa si puedes darle una segunda vida.
Tarros de vidrio para almacenar especias, camisetas viejas
convertidas en trapos, cajas de cartón para organizar cosas…
La creatividad no tiene límites.




Aunque lo hagas todo bien, si en tu ciudad el camión de la basura lo mezcla todo en el mismo sitio, hay un problema.
Busca puntos de reciclaje confiables y llévales tus residuos de manera responsable.